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Alfonso Chiscano, una vida dedicada a España

Todavía recuerdo la primera vez que conocí a Alfonso, a los pocos días de llegar a San Antonio , a finales de Diciembre de 1976. Siempre admiré la facilidad que tenía para que la gente se sintiese bien y a gusto  en su presencia: un apretón de manos, un abrazo, una sonrisa agradable, unas palabras de aliento. Llegar a un sitio nuevo siempre produce algo de miedo, de incertidumbre. Alfonso, desde el principio hizo lo imposible para ayudarme en lo que pudiese.

Si, cimentamos una amistad que duró hasta el final. Nos íbamos a reunir el jueves pasado, y tuvo que cancelar porque ya se encontraba muy mal. Lo noté en la voz y esa fue la última vez que le oi. Y me pidió perdón por no poder ir. Pero aparte de la amistad con él, y con su familia , lo que nos unió más es el deseo de hacer algo por España.  Sería imposible enumerar todo lo que Alfonso hizo a través de los años , no solo por su patria chica ( Canarias),sino también por su querida España. Ya van saliendo escritos sobre esto y sus múltiples proyectos.  Pero quizás vale la pena exponer algo de los métodos que tenia  para llevar a cabo sus ideas. Algo que tuve el privilegio de ver, aprender y admirar.

Como España está con 6 a 7 horas de adelanto, se tenia que levantar temprano, y asi poder hacer múltiples llamadas a multitud de sus contactos españoles,  a veces a las 4-5 de la mañana, antes de que empezase su práctica de medicina.  Si me llamaba hacia las 7, para comentar algo, ya  me decía que ya  había estado varias horas hablando por teléfono. Tuvo la suerte o la habilidad de reunirse periódicamente con los “ peces gordos” de  la ciudad, ( los movers and shakers)  y así tener acceso a sus ideas, sus iniciativas y sus bolsillos. Y consiguió con el tiempo muchos contactos importantes  , de gran valor para lo que quería hacer. Y cuando se le metía algo en la cabeza, no cejaba hasta conseguir que se llevase a cabo. Y algunos de esos planes  no se consiguieron por muchos años. Pero su persistencia y constancia continuaban sin disminuir con el tiempo. Cuando hablábamos de algún proyecto, el era el que hacia el esfuerzo de llevarlo a la realización. Creo que le ayudé en muchas cosas, pero las ideas y el empuje venían la mayoría del tiempo de él. No se si acabó manejando bien los contactos en los teléfonos electrónicos, pero muchas veces vi su gran agenda de papel con montones de direcciones y teléfonos que parecía un laberinto. Pero estaba ordenada a su manera, y si querías alguna información, la conseguía rápidamente.

Alfonso no solo dedicaba tiempo y esfuerzo para lo que quería , sino que también era tremendamente generoso ,dando dinero de su bolsillo, algo que mucha gente no está dispuesta a hacer. Sin descubrir detalles, me dijo una vez las cantidades que pagaba para ayudar a  sus actividades, y fue realmente ingente. Dudo que alguien en esta ciudad haya pagado tanto por ayudar a proyectos sobre España.

Y por último, todos sabéis que siempre apoyó a la Casa de España. Nos abrió las puertas a muchos eventos que él había organizado, y a sus muchos contactos,  y nos dio también ayuda económica . Siempre pensó que la Casa de España era importante,, que había que apoyarla, y le gustaba ver que la gente de nuestra organización se uniese a muchas de las cosas que el organizaba, y el participó en muchas de nuestras diversas actividades.

Alfonso, descansa en paz. San Antonio tiene que darte las gracias por haber vivido aquí. Muchos de tus legados arquitectónicos en la catedral, en la plaza de las islas, en las misiones, perdurarán por muchas generaciones, aunque no sepan  de tu nombre. Te echaremos de menos.

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